jueves, 28 de mayo de 2009

Otro magistral artículo de J. Félix Machuca

Publica J. Félix Machuca en Abc otro magnifico artículo, que les dejo a continuación.

Decidido pero con muchísima educación, yo que Jiménez cogía el camino de las ventanas del salón de los protestantes y asiendo las cortinas fuertemente con mi mano me limpiaba, sin complejos y mirando al tendido, aquello que muchos sevillistas cantan sobre la excelencia de tan selecta huevería. Y me iba. Acaba de renovar. Pero yo antes me hubiera ido. A otro lugar donde quedar tercero de la Liga española no sea un insulto y casi te escupan por lograrlo. Ponía tierra de por medio entre mi corazón y esta ciudad que dicen que es bendita pero que, para muchos, para tantos, se convierte en un infierno de llamas eternas y purgas insoportables. Me iba lejos de aquí. Muy lejos de aquí. Lejos de donde naciste, te criaste y alimentaste un corazón y muchas ilusiones para ofrecérselo a los tuyos. A cambio tan sólo de que te quisieran. De que te quisieran un poquito. Luis Cernuda, que no es delantero centro del Pachuca, sino la breca lírica más profunda, seria y conmovedora que parió Sevilla, durante su exilio, preguntaba a los suyos si en Sevilla lo recordaban y lo querían. Aquí sólo quieren verte lejos. Sobre todo si eres distinto. Si eres diferente. Jiménez acaba de renovar. Pero yo me hubiera ido.

Una vez me haya limpiado en las cortinas lo que hay que limpiarse con la misma soberbia determinación con la que José Tomás se juega el paquete testicular para que el toro huela bien que ahí no vive el miedo, yo que Jiménez me hubiera ido. Y me hacía un argumento para que Sevilla, la Sevilla protestante, la Sevilla que no lo quiere porque es un cateto del Arahal y porque le ha robado al equipo la varita mágica de la fantasía, siguiera hablando de mí. Triunfaría fuera. Cortaría orejas en la plaza de la razón. Aquí es difícil que te quieran aun dejando a un equipo con carencias absolutas por encima de sus posibilidades reales. Jiménez no le ha quitado la magia al Sevilla. La magia se la quitaron al Sevilla el Barcelona y la Juve. Y como se quedó sin la varita que convertía el plomo en oro le dieron, en el cambio, un juego de magia Borrás. La diferencia es la misma que hay entre el balcón de Robles y el desfiladero del Gran Cañón del Colorado. Aun así, con tanta merma y resta, el cateto va y deja al equipo el tercero. El tercero. Pero hay gente que sigue empeñada en no quererlo. Y le ponen los cuernos con comentarios venenosos, con desplantes mediáticos, con bilis revuelta por culpa de un guiso infernal de prejuicios y atropelladas conclusiones. Y gritan y hasta se lo creen: Jiménez vete ya.

Vete lejos de esta ciudad que espantó a Santa Teresa, encarceló a Cervantes, puso en polvorosa a Mateo Alemán, traspasó al Tottenham de las libertades políticas y religiosas a Blanco White, respiró más tranquila cuando el hijo sobrenatural, y maricón, de un militar sevillano, se fue hastiado de tanto cabestro con carné de ciudadano como pastaban por estas tierras. Vete, Jiménez. Vete y vuelve cuando tengas más copas que Melendi y más medallas que el camino a la Rocina. Y entonces los que te aullaban te lamerán las manos y los que escupían la senda que pisabas se ofrecerán como felpudo de tus pasos triunfales y, tan volubles como mezquinos, dirán que tuviste que irte aunque sólo ellos te defendieron. Y volverás con las sienes marchitas no por los años de exilio, sino de los que pasaste entre nosotros asediado por tanto desapego y tan escaso cariño. Vete Jiménez. Y vuelve muy después para, nuevamente, enfilar tus pasos hacia las ventanas del salón de los protestantes y allí, mirando el horizonte como el que mea en el mar, limpiarte con las cortinas eso que dicen que te sobran y que, demostrado está, los ha puesto todo al servicio de lo que más quieres: el Sevilla y el sevillismo. Si no lo entienden es porque la Logse, míster, ha hecho mucho daño. Felicidades por su renovación. Y que el año que viene nos veamos en los Terceros…

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