viernes, 24 de abril de 2009

Más claro no se puede decir Barbeito

Estimado Antonio como siempre en tu artículo de hoy en el ABC "has estao sembrao", se puede decir más alto pero no más claro.
Gracias.

Santo Real Madrid
Empecemos por aclarar que el segundo equipo de servidor es, a pesar de tantas cosas, el Real Madrid, algo que no me perdonan algunos amigos sevillistas que no entienden que esa afición me viene de cuando, en la televisión en blanco y negro, al único equipo español que veíamos era el Real Madrid. Además, he vivido el buen estilo, la clase del Madrid como club, porque he estado en su estadio, en el palco, y sé de cómo cuidan a un invitado. Empecemos por ahí, pero una vez empezado, leña al mono. Leña al mono porque parece que al Madrid no se le puede tocar, parece que los jugadores del Madrid son santos del cielo a los que hay que mimar y, además, permitirles lo que se les antoje. Por si las clamorosas ayudas arbitrales no fueran bastante, por si la mano misericordiosa de las tarjetas no les baile el agua delante, el Madrid tiene una secta que lo protege como nadie, y en esa secta hay periodistas por un tubo. Los mismos periodistas que en cuanto le tocan a un delantero delicado, pumba, sueltan hachazos escritos contra el defensa que se tercie.
Tienen que salir siempre un par de nombres sevillistas para hablar de esto, Pablo Alfaro y Javi Navarro. Lo que parte de la prensa de Madrid —esa secta de que hablamos— les ha dado a los dos defensas ha sido infame. Han repetido hasta la saciedad imágenes de un empujón o una patada; han escrito y han comentado en la radio, sin piedad, como si estuvieran refiriéndose a dos asesinos a sueldo…, y el calificativo de criminal era tan frecuente que ya ni molestaba. Bien, pues ninguno de los dos llegó nunca a lo que ha llegado ese defensa madridista, Pepe, y, al menos lo que yo he oído, lo máximo que dicen de él es que se le ha ido la olla…, pero que es muy buen chaval. Empujón, y una vez tirado boca bajo el futbolista rival, patada a las piernas y patada a la espalda, y al compañero que llegó, puñetazo. ¿Por qué no dicen de Pepe siquiera la mitad de lo que decían de nuestros defensas? Porque el Madrid es santo, amén de Real. Si lo que ha hecho Pepe lo hace Javi Navarro o Pablo Alfaro, a esta hora los habían crucificado, naturalmente, los «romanos» de Madrid, los de la secta, los que dicen que Pepe es muy buen chico. Eso es lo que hace antimadridistas a muchos, no a mí. Yo contra quien estoy es contra los que se creen que el Madrid es el Santísimo. Tienen por donde callar, y no callan. Pues que se callen, que ya tienen su Pepe.

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